Tomas un lápiz y garabateas algo teniendo una visión del mundo. Si es buena la confianza en ti mismo aparece por arte de magia un fuego personal e íntimo. Es la palabra escrita en mis manos mil voces que quieren salir y ser escuchadas. Amigos, me lanzo al ruedo,dejándome llevar por el fluir de mi corriente interior y apoyada en un misterioso poder que me sostiene. El futuro es un campo fértil para sembrar y aventurarse explorando rumbos desconocidos.
martes, 8 de noviembre de 2011
Paralelo
martes, 25 de octubre de 2011
Niños de tierra
viernes, 14 de octubre de 2011
Nostalgia
miércoles, 12 de octubre de 2011
Siglo XXI, sigue la apropiación de tierras indígenas
Dicen que aprendieron de los pájaros, los ríos y el viento. Y por más que nosotros -extranjeros de su lengua- no entendemos las palabras, la melodía que endulza nuestros oídos parece darles la razón. Allí están, al pie de la montaña, las ancianas, cantando con un alma tan antigua como las piedras, los árboles o el cielo.
La ceremonia comienza cuando las últimas estrellas se diluyen sobre la cordillera. Todo transcurre mirando al este, esperando a un sol que está por asomarse y será recibido con los puños en alto. Un kulltrum -pequeño tambor Mapuche- lleva el ritmo, y el ñorkin y la pifilka exhalan sonidos firmes pero suaves y húmedos, como latidos del corazón del mundo.
Las mujeres cantan en Mapudungun, la lengua de la tierra, y parece haber una continuidad, una especie de armónica complicidad - difícil de entender y de contar- entre sus voces, el sonido de los instrumentos, y las montañas que nos rodean, todavía cargadas de una bruma espesa que pronto descenderá sobre nosotros.
Ellas son Mapuche; la gente de la tierra. Y Mapuche, la palabra que los nombra como pueblo, significa no que son dueños, sino parte de la tierra que pisan. En su cosmovisión, la lengua en la que cantan, la naturaleza que los rodea, y hasta su propia existencia son diferentes manifestaciones de una misma realidad.
Durante el juicio de Benetton contra el matrimonio Mapuche Curiñanco-Nahuelquir, la primera fila de la platea estuvo ocupada por esas mismas ancianas que un día antes escuchamos cantar al amanecer. Para ellas, no se trataba simplemente de un juicio contra dos de sus hermanos, sino de ser testigos de como un juzgado decide si una rama es parte del árbol, o si la nieve tiene permiso de posarse sobre la cumbre de las montañas y reflejar los rayos del sol.
- El pedacito de mundo en disputa
Benetton, actualmente el principal terrateniente del país, es dueño de una provincia de alambre. Son 900.000 hectáreas, 630.000 en la provincia de Chubut, abarcando llanuras, horizontes, montañas y ríos. El predio en disputa, llamado Santa Rosa, mide poco más de 500 hectáreas, está sobre la vera de la ruta nacional 40 y frente a la estancia Leleque, una de las principales estancias del grupo italiano en la Argentina.
Hasta allí llegaron en el 2002 Atilio Curiñanco y Rosa Nahuelquir, con el objetivo de montar un emprendimiento familiar que les permitiese volver a la tierra. Cultivaron frutillas, hortalizas, construyeron una pequeña casa y hasta un canal de riego, utilizando como única capital la indemnización que Rosa había cobrado al ser despedida de una empresa textil en quiebra.
Para varios pobladores de la zona, incluyendo al propio Atilio Curiñanco, se trataba de un predio que estuvo desde siempre abandonado, salvo cuando fue habitado por una familia Mapuche de apellido Tureo.
El testigo Courtenay, antiguo empleado de la CTSA, explicó que esa zona siempre fue conocida como reserva, y que la única utilización que tuvo alguna vez fue la de alojar a los caballos llamados "marca pobre", de los peones que se acercaban a la estancia para buscar trabajo. Algo similar dijo Don Nahuelquir, trabajador de la compañía durante los últimos 30 años, y testigo central de sus empleadores.
Santa Rosa no fue siempre como ahora, un triángulo de poco más de 500 hectáreas al pie de la cordillera. Antes de los años 70, en su borde no existía la ruta, y a su alrededor había sólo colonizadores vecinos a la CTSA.
La llegada del asfalto fue la que modificó todos los límites; ese y varios de los campos vecinos que la rodean, perdieron un pedazo de terreno en manos de La Compañía.
Algunos de los propietarios, también terratenientes, hicieron juicios y hoy tienen una cuña de campo que atraviesa el asfalto y se interna en los campos de Benetton. Pero claro, la recuperación no cuenta a los pobladores más humildes, como Pichón Llancaqueo; ellos no pueden pagar abogados y agrimensores, y entonces se resignan a que la Compañía les saque un pedazo del terreno donde nacieron sus abuelos.
Esos alambrados movidos por el asfalto encierran algunas cientos de hectáreas, pero convierten a los límites entre vecinos en un polígono irregular, una confesión gráfica caracterizada en el testimonio del periodista Hernán Scandizzo como "una política sistemática de apropiación de tierras indígenas".
En su declaración frente al tribunal, el cronista contó como durante la investigación que hicimos en la zona, se descubrieron otros predios que habían sufrido el mismo destino que Santa Rosa. Nombró, entre otros, a la Reserva Rayel, Laguna Seca y una parcela de la comunidad Vuelta del Río, todas tierras alambradas ilegalmente por la CTSA.
Pero si la ruta transformó la geografía del lugar, y la voracidad de la compañía se tragó tierras Mapuche, en cambio no modificó para nada el abandono del predio ahora en disputa. Desde que se tiene memoria, y hasta que fuera ocupado por la familia Curiñanco en el 2002, nunca hubo allí más que viento y silencio.
El alambrado, contó Ariel Yañez en su declaración, estuvo siempre "caído, podrido, oxidado".
Contradiciendo esta versión, uno de los pocos testigos que declaró que la tierra era usada por la CTSA fue Ronald Mac Donald, administrador de la estancia y principal denunciante en la causa. Para él, como parte de una prueba agronómica, antes de que los Curiñanco ocuparan el predio, la compañía habría plantado dos pinos dentro del terreno.
- La historia vuelve a la carga.
Martín Iturburu Monef, el abogado de Benetton, centró su estrategia en varios elementos. El primero, que parte del alambrado perimetral del predio era del mismo tipo que solía construir la CTSA, y que además está dentro de los límites de las tierras de la Compañía, ya que "coinciden los títulos de propiedad con las mensuras y los alambres".
También señaló que los títulos de propiedad de la empresa, que datan de 1896, son perfectamente legítimos, y que "es mentira que se traten de tierras donadas por el estado" a particulares, sino que fueron compradas por la CTSA.
En realidad, los títulos adjuntados a la causa son fotocopias de documentos que superan el siglo de antigüedad.
En uno de ellos se puede leer, si se tiene la paciencia suficiente para descifrarlos, que el 13 de diciembre de 1891, con la firma de "A. Bermejo", el estado argentino dictó un decreto que dice: "en relación al capital introducido en el terreno al que se ha hecho referencia, dona a la sociedad denominada Compañía Tierras del Sud Argentino Limitada un terreno compuesto de una superficie de 85.638 has. Esta situado en la gobernación de Chubut.… en la confluencia entre el Río Chubut y el Río Letatimen"
La donación de tierras a capitales ingleses era muy común en aquella época. El estado daba en concesión lotes de 80.000 has. que, para "no perder los accidentes geográficos", se agrandaban notablemente al momento de hacer las mensuras. Luego, "en virtud de las mejoras introducidas", eran donadas a los concesionarios, a cambio de la devolución de la cuarta parte de lo recibido.
Este proceso, que se profundizó con la matanza de pueblos originarios conocida como La Campaña al Desierto, permitió que en 1891 se unieran en una sociedad 10 de esos beneficiarios, formando la Compañía Tierras del Sud Argentino Limitada. La empresa que un siglo después, pagando 50 millones de dólares, compró Benetton.
- Los cuestionamientos
Para la defensa de la familia Mapuche, a cargo de los doctores Eduardo Hualpa y Gustavo Manuel Macayo, poco de lo que dijo el abogado patrocinante de la CTSA es cierto. En su alegado, el Dr. Macayo partió de cuestionar la existencia misma de La Compañía, señalando que hay "enormes dudas de que hayan existido alguna vez " los títulos de propiedad originales.
Según el abogado, las donaciones de tierra que dieron vida a la CTSA fueron totalmente ilegales. En primer lugar, porque se hicieron frente a un escribano público, y no con el Escribano General de la Nación, como exigía la Ley de Tierras de aquel entonces. En segundo termino porque "las donaciones de tierras estaban limitadas a superficies de lo que nosotros conocemos como un cuarto de legua o 625 hectáreas como máximo, que es la ley 1501 que se llamó la ley del hogar ".
También alegó que por más que hubiesen sido compradas, igualmente se habría tratado de una operación ilegal. La ley de aquel entonces decía que "una persona o una sociedad no podía comprar una superficie mayor a 40 mil hectáreas, y una persona tampoco podía adquirir dos lotes...", además de que la venta de tierras fiscales debía hacerse "en remates públicos, con una base mínima, donde el mejor postor era el que compraba."
La línea argumental del Dr. Macayo apuntó a que esta situación indefinida se mantiene en la actualidad. La CTSA, dijo, "no está registrada en el Chubut, no tiene ni siquiera registrada la Inspección de Personas Jurídicas o en el registro público de comercio, (a pesar de) que realiza permanentes y continuos actos de comercio aquí en el Chubut". También, que "la nacionalización de la sociedad en 1982, además de constituir domicilio en el país tiene que justificar la constitución de un directorio en el cual el 60 % de sus miembros sean argentinos", ya que "la continuidad de ese directorio en 1982 esta dibujado".
- La tierra y el viento
Hay una broma triste que suelen hacer los pobladores en la zona de la Estancia Leleque. Dicen que el viento patagónico es tan fuerte, que a veces suele correr los alambrados, aunque siempre para el mismo lado.
Para el Dr. Macayo, algo de eso sucedió en este caso. En su intervención señaló que los tres planos de la CTSA adjuntados a la causa, muestran como el perímetro de la compañía fue creciendo sin razón lógica a lo largo del tiempo. Y agregó el ejemplo de un mapa más antiguo, publicado por el propio Benetton en un libro sobre la Patagonia, donde la superficie de las estancias eran todavía mucho más chicas.
Para la empresa, las mensuras presentadas -que datan de 1892- son suficiente documentación. Sus representantes declararon que sólo tendrían la obligación de volver a mensurar si decidían vender las tierras, y que hasta entonces el centenario documento era suficiente para demostrar cuales son las fronteras de la CTSA.
¿Que significa esto? La mensura perimetral, explica Macayo, es "certificar que lo que está adentro del alambre es igual que lo que está en el título". De no hacerse, "además de no poder venderlo, puede causar perjuicios a terceros". Igualmente, su visión es que es difícil que ese trabajo se haga alguna vez, "porque no hay un sólo organismo aquí en la provincia que le exija a la CTSA".
Resumiendo: para la defensa de la familia Mapuche, el nudo del problema no es sólo que el predio conocido como Santa Rosa estaba abandonado, con los alambrados caídos y fuera del perímetro de la CTSA. También cuestiona la legitimidad misma de la CTSA, quizás el ejemplo más crudo de como se ha constituido el latifundio en nuestro país.
- Esperando la sentencia
Queda en el tintero analizar la responsabilidad y el rol del estado, tema que por extenso y complejo será tratado en otra ocasión. Porque la particularidad de este conflicto, que al principio se quiso tratar como un problema doméstico y penal, es la de desnudar los mecanismos de conquista y reconquista de la Patagonia.
Ahora falta esperar al Lunes, cuando tomando o no en cuenta estos elementos, el juez leerá su sentencia. Lo que está por decidirse en términos legales, es si la tierra corresponde a los Benetton, si se la deben devolver a los Curiñanco, o si se va a un juicio civil para discutir en profundidad las cuestiones aquí reseñadas.
Por el momento, sólo una cosa es absolutamente segura: pase lo que pase, la nieve seguirá cayendo sobre la tierra.
Porque mientras se escriben estas palabras, las cumbres se tiñen de blanco y reflejan, a pesar de todas las leyes, suaves rayos de sol que se escapan de entre las nubes. La ley natural fiel a su tradición sigue cumpliendo.
sábado, 8 de octubre de 2011
Leyendas de Tierra del Fuego
Domo y Lituche (Leyenda Mapuche)
sábado, 1 de octubre de 2011
Confusión
sábado, 24 de septiembre de 2011
Leyenda aragonesa: Las Fadas de Ibón
Atland, el viejo de las cumbres.
y lo elevará hacia los Cielos,
y cabalgará sobre su poder;
y el fuego de los Cielos
hallará un enemigo,
y caerá sobre él,
hendirá la piedra,
se alzará la montaña,
y será tan alta
como su maldad.
viernes, 23 de septiembre de 2011
recuerdos del hogar al pie de la montaña.
Sabores de pan negro tostado en un caldero,
¿Quién entiende tu dolor, peregrino, tan lejos de tu tierra?
Te fuiste un día ansioso de aventura,
dejaste en el poblado hermanos, abuelos e historia,
¿Amores? tal vez, pero pudo más tu ilusión
y ese sueño amasado en los senderos con pasión,
¿Quién entiende peregrino, tu sed de probar lo nuevo?
Ya pasaron los años y no pudiste alcanzar tu sueño
viviste con el recuerdo de ese pueblo pequeño
donde dejaste hermanos, historias y cementerio
Ahora en tu ceño fruncido,una idea crece seria
¿Y si volviera un día, encontraría a mi pueblo?
Se han ido con los años desgastando tus fuerzas
todo ha cambiado el tiempo,tal lima implacable.
ya no es tu figura otrora gallarda, alta y hermosa
ya no están tus sueños ansiosos por probar lo nuevo.
Es el tiempo que desgasta ilusiones, deseos, memorias
¿Quién te entiende viajero, cuando son amargas tus noches?
Y ahora el tiempo te vence, un sueño viene a tu encuentro,
no es el que esperabas, éste es más duradero.
Un día de tu sueño han de saber en tu pueblo,
donde dejaste hermanos, historia y cementerio.
viernes, 16 de septiembre de 2011
Extraños tesoros
Era esa época en que todo resulta bello y novedoso, sobre todo para nosotros, chicos de 14, 11 y 9 años
cuyas vidas transcurrían entre árboles, tierra recién arada y pájaros.
Nuestra casa rodeada de frutales y viñas estaba muy alejada del centro de aquella colonia de chacareros atareados siempre con su cosechas, creo que era la más alejada. Un monte de piquillines y alpatacos separaba nuestra casa del río; rápido, rojizo y ruidoso río. Diariamente realizábamos recorridos extensos para ir hasta la escuela, trayecto que hacíamos a pié, y luego de volver, íbamos hasta el río.
El momento esperado por nosotros era éste, cuando nos mandaban a llenar varios botellones con el agua barrosa, que luego de un período de decantación se volvía cristalina y bebible.
Mi hermano mayor tenía que trabajar en pesadas y calurosas jornadas cómo un adulto más, los más chicos teníamos más tiempo de jugar y caminar explorando las grandes extensiones de campo que era siempre una caja de sorpresas. En todo ese "patio" de juegos podíamos encontrar tesoros extraños y siempre estábamos en busca de algo.
Era ya el mes de diciembre y las clases llegaban a su fin. La idea de las vacaciones nos alentaba a salir por más tiempo hacia el bosquecillo que rodeaba al río y que era otra parada más en el paseo diario, sin tener que preocuparnos por las tareas escolares que ya casi no teníamos.
A la hora de la siesta, cuando la decisión de qué hacer era solo nuestra, nos aventuramos con el menor de mis hermanos y decidimos que íbamos a buscar nidos con huevos de pájaros exóticos en árboles, arbustos y entre la gramilla alta y seca. Así lo hicimos. Al término de una hora teníamos varios trofeos de colores que coleccionábamos en un improvisado "museo". El calor era insoportable y el río era un buen lugar para refrescarnos. Nos acercamos y buscamos una playita para sentarnos y tocar el agua. El sol de las tres de la tarde daba de pleno en el agua barrosa y formaba un color entre bronce y oro. Los pájaros inquietos por el calor realizaban vuelos rasantes arrancando de la superficie una pequeña lluvia dorada. Sobre un costado de la playa había un montón de palos secos y ramas de sauces que tapaban una grieta hecha por la erosión del agua en las subientes. ¡Una grieta! lugar ideal para encontrar algún especímen curioso...
Lo que encontramos nos erizó la piel; un montón de huesos humanos sostenidos por pedazos de tela, que en algún momento fue ropa, se asomaban entre las ramas de un viejo sauce. Más allá, semienterrada sobresalía una superficie redondeada y blanca que pertenecía a nuestro macabro hallazgo. Entre el espacio que quedaba entre el cráneo y el fondo de la gruta, un manojo de tela marrón claro, enredada en raíces y vegetación completaba el cuadro que nos dejó espantados aquella tarde.
Por aquellos años nadie se sorprendía ni preguntaba demasiado sobre los muertos sin identidad que aparecían. Ésto pasó con lo que descubrimos ese día. Luego de ser retirado por los bomberos y la policía local nadie más supo nada de aquel infeliz: ¿hombre o mujer? que quedó archivado como un "nn" entre papeles que nadie más revisaría. En el pueblo nada más se supo y a nadie se le ocurrió investigar sobre el encuentro accidental de dos niños.
A partir de ese momento nuestro espacio de búsqueda iba a ser el río, pués descubrimos que se podía encontrar siempre algún extraño tesoro que él traía con sus correntosas aguas coloradas, arrastrándolo desde quién sabe dónde para quedar atrapado por alguna rama de los sauces que bordeaban la costa y aprisionándolo para que alguien lo descubriera...o no.
lunes, 5 de septiembre de 2011
Identidad
Pero aparte de esa adaptación, resulta difícil ocupar un lugar de privilegio o respeto entre el nuevo grupo, si es que se lo tiene. El integrante del interior nunca va dejar de ser el "campesino", "el forastero" . Estos apodos van a surgir tanto cuando se equivoque como cuando acierte en algo. No importa cuanto tiempo pasó de su llegada a la ciudad; siempre va a ser "el de afuera".
Por otro lado, todos los habitantes tardan en ser reconocidos entre los numerosos estudiantes, empleados, docentes, y otros. Son anónimos ciudadanos fuera de su grupo y cuando se alejan de éste pierden toda identidad.
Nada de estas cuestiones pasan en un pueblo. Todos se conocen. Hasta el niño más pequeño tiene su propia identidad e historia conocida por todos; por ejemplo Pedro, un jovencito de 12 años es el hijo de Pablo el verdulero, que se ganó la lotería en el 98 y compró el campito de los Álvarez, y su abuelo fue uno de los trabajadores que le dieron vida al frigorífico donde trabajan la mayoría de los pobladores.
Hasta los animales tienen su propia historia y siempre se conocen algunas anécdotas; como el pato de doña Inés que llegó un día desde la ciudad,cuando tenía unos días de nacido, regalo de una nieta, y se crió con los pollitos de la gallina bataraza. Dicen que no reconoce a las hembras de su especie, y acepta las de crianza porque se cree pollo.
La cuestión de la identidad no es un problema para la gente de un lugar con pocos habitantes donde el espacio y el tiempo son amplios y relajados. Dónde lo que importa es hacer bien las cosas y ser tomado como ejemplo a seguir por otros y dónde importa más ser que tener. Esto último, obsesión de multitudes que corren entre galerías por un pasillo sin fin de anónimos personajes que buscan tener un lugar en una sociedad exclusivamente de consumo.
jueves, 1 de septiembre de 2011
¿Y LA JUSTICIA?
Tal cobarde que huye por el miedo...
¡Revelemonos hoy!
lunes, 29 de agosto de 2011
La literatura de hoy
En mi falta de conocimiento literario, pensé que iba a entender todo, luego de "saber" las distintas teorías que enseñan tan descarnadamente cómo lo que propone su lectura. Recuerdo cuando vimos los representantes de la escuela de Francfort y debíamos entender que postulaba cada uno. Dos increíbles críticos no se ponían de acuerdo: Adorno, por ejemplo, le reprochaba a Benjamin que se implicara tanto, lo instaba a utilizar el presente como herramienta de pensamiento, porque la historia según decía ya iba a hacer su trabajo, ¿no? Y Benjamin era lo contrario, pensaba que cada rendija que pudiera abrirse era importante. Luego de esas clases debíamos reflexionar y “Recoger los añicos para recomponer y ver en qué espejo podíamos mirarnos”. Pero, ¿qué pasa con la literatura hoy?
La literatura es el conjunto de los sentimientos, deseos, pensamientos, gustos y sentires del hombre. Es la expresión escrita y leída de y por una sociedad, de un grupo, porque sabemos que sin lector no hay escritor y viceversa.
¿Por qué momentos pasa la literatura hoy? Asistimos diariamente a un gran destape de los medios de comunicación. A través de distintos medios como internet, facebook, y otros, se muestra una forma o varias formas de literatura. Por estos medios nos enteramos lo que piensan y lo que escriben distintos autores, conocidos o no.
Lo que sucede después es más curioso aún. Puedo observar como minuto a minuto alguien pone y propone una poesía o pensamiento para leer en el facebook, poesía que podríamos decir oscila entre lo interesante, pornográfico y lo ridículo y aparece una lista de comentaristas que "se identifican" con lo escrito y con el escritor y finalmente prevalece esto último; esas expresiones de lascivia, de coqueteo, de seducción (parece ser más por quién escribe que por lo escrito) nos dan la pauta del nuevo comportamiento de una sociedad que incursiona en lo literario con tales comentarios, que Benjamin y Adorno (Si los leyeran) sentirían náuseas.
La discusión sobre cuál es el "verdadero" arte, si el promovido por las industrias culturales o el elaborado con la autenticidad de la individualidad creadora, es desde el siglo XIX una de las preocupaciones más trabajadas en las estéticas modernas y sigue atormentando a los posmodernos.
Lo expuesto, también es literatura hoy, una nueva manifestación, muy tecnificada , pero literatura al fin teniendo en cuenta lo que dije antes: "Literatura es la expresión escrita y leída por una sociedad" estemos de acuerdo o no.
viernes, 26 de agosto de 2011
RASTROS
la contraseña: la memoria
jueves, 25 de agosto de 2011
Alma curiosa
Estira su mano, alcanza un cometa...
lunes, 22 de agosto de 2011
El poeta errante
jueves, 18 de agosto de 2011
Esperanza
miércoles, 17 de agosto de 2011
El segundo sueño
Transcurría el año 1947 y el mundo estaba asolado por la segunda guerra mundial.
Ya en el destacamento militar, el joven supo que el próximo destino sería África, la Guinea española.
Los recién llegados arribaron a la base luego de atravesar una espesa y pantanosa selva, siempre alertas por el temor de ser sorprendidos por los nativos del lugar que tanto de día cómo de noche a partir de entonces, iban a mimetizarse con el paisaje local, atentando al menor descuido contra los soldados, para ellos, intrusos en su tierra.
Las tareas cotidianas en la base se repartían entre los de mayor rango y los soldados rasos.
A partir de su llegada Antonio fue ocupado en la cocina y encargado de tareas de limpieza, a su término debía hacer reconocimientos en vuelos que realizaban con los hidroaviones enviados por España.
Una tarde el trabajo en la cocina se había retrasado, sus compañeros lo esperaban para hacer su recorrida habitual.Pero el estricto control de las tareas impidió que pudiera subir al hidroavión a tiempo, cuando salió de su puesto ya la nave habia levantado vuelo y se perdía entre los oscuros árboles.
Al cabo de unos minutos la alarma se encendió en la base, el aparato se había siniestrado hacía un instante.
Así era la guerra, no había lugar para el dolor y la congoja. Seis hombres habían muerto, seis menos que vigilarían las posesiones en Africa. Seis cartas que se mandarían a su Patria.
No iban a ser las únicas muertes, día día algún episodio terminaba con la vida de uno más; las fuentes de agua segura eran envenenadas por los nativos, la sed y el hambre enfermaban a muchos.Las guardias nocturnas eran temidas por todos. Los nativos se movían en la noche con rapidez y destreza, se acercaban a los desprevenidos soldados disfrazados con pieles, simulando ser animales. Por la mañana el relevo se encontraba con espectáculos macabros, siempre compañeros asesinados.
La vida era vivida minuto a minuto, se vivía con el terror de que en cualquier momento uno podía ser el próximo. Mejor valía no apegarse a las amistades porque la muerte rondaba y elegía al azar.
Antonio Sin Palau cuidaba animales desde pequeño, trabajo heredado de su padre. Su carácter era tranquilo y cordial, no sabía de enemigos, ni enfrentamientos.Nunca tuvo que defender su vida cuando joven, la disfrutaba, amaba el aire libre en las montañas. Quizá el recuerdo de ese cielo y el ruido de los manantiales de su pueblo ocupaba sus ojos en el infierno de los días en servicio.
Nadie está preparado para los momentos terribles de una guerra, pero el instinto de supervivencia hace actuar a los hombres de maneras impredecibles. Las guerras hacen eso, transforman el carácter, marcan al ser humano, dejan huellas dolorosas e imborrables. Esas marcas quedaron en su corazón para siempre; el miedo vivido, las necesidades, la incertidumbre diaria fueron minando su espíritu.
Cuando volvió su pueblo junto a un grupo reducido de sobrevivientes, no se sintió héroe, no se sintió humano. Cómo otros jóvenes quiso ser recibido por el abrazo cálido de una madre., pero la mezquina contienda que vivía el mundo también le había quitado ese consuelo. Se encontró huérfano, sin rumbo. Sintió que su lugar estaba lejos de todo aquello, quizás su destino estaba en otro lado, en otro mundo...y comenzó a soñar..